martes, 20 de enero de 2009

Fundamentos del Jazz Divertido


Es un proyecto que tengo para este año... ya lo verán (escucharán).

- Los temas son cortos (máx 5 min).

- El Fun Jazz ama la MELODIA (a buen entendedor... pocas palabras).

- No hay SOLOS DE CONTRABAJO. Sí pequeños destaques con buen gusto.

- Instrumentales y canciones en el repertorio, en cantidades iguales.

- El EGO se suplanta en favor del ensamble.

- No es necesario que en todos los temas todos los instrumentistas hagan un solo.

- El Fun Jazz es TONAL.

- Se pueden poner muchas o pocas notas, pero que SUENEN BIEN. Esto quiere decir, un aprovechamiento máximo del sonido del instrumento. En el Fun Jazz el buen músico es el que tiene lindo sonido.

- El Fun Jazz tiene POLENTA. No es soporífero.

- El Fun Jazz aporta SORPRESAS.

- En el Fun Jazz los músicos se visten bien. El Fun Jazz es elegante.

- En el Fun Jazz el despliegue escénico y el carisma son importantes. Hay SHOW.

- El Fun Jazz TIENE MUCHO PÚBLICO. Es para la gente y no simplemente para otros músicos o expertos.

- El Fun Jazz se toca con destreza, aunque no se note.

- El Fun Jazz no es "easy listening". Tampoco es el rebusque difícil.

- La letras del Fun Jazz no son de bajón.

- En el Fun Jazz no hay scat.

- El Fun Jazz busca ante todo la belleza, la armonía y el buen gusto.

- La improvisación en el Fun Jazz es la suma de todos sus elementos: destreza, musicalidad, melodía, buen sonido, polenta, elegancia, etc, etc...

Confianza y Serenidad


Eso me dijo el indio viejo, casi sin mover un músculo, el rostro apergaminado, la mirada impasible. Sostuve esa mirada e intenté creer. Mi consulta había sido llana. Su respuesta también. Ahora esperaba yo un mayor despliegue, y el indio se tomaba su tiempo...¡Detesto el zen y los haiku! – Grité por dentro. No me gusta la simpleza por la simpleza. Sí la simpleza por la elegancia, con un objeto. Aunque entendía que el indio no "se hacía" el enigmático. El era enigmático. Por sangre, por raza.

Sus ojitos escrutadores atrás de los plegados párpados brillaban como hematites bruñidas. Después de una eternidad, afrenta a mi impaciencia porteña, hizo un leve gesto con la mano y abrió una cajita. Dos piedras comunes, tipo canto rodado aunque más irisadas, aparecieron. Las sacó. Confianza y serenidad – dijo, extendiéndomelas.

Las tomé bastante decepcionado. Iba a incorporarme cuando hizo otro gesto mínimo. Aún no – susurró. Caminó despacio hasta una heladera vieja, aquellas Siam con manija de bolita, y sacó una bolsita con algo dentro. Me la extendió. Acá hay hígado – me dijo.Lo miré extrañado.

Ponga una piedrita en cada bolsillo. Cuando las toque, recordará que Ud. está consiguiendo Confianza y Serenidad –

Pero... y el hígado? –

Las piedras rápidamente se olvidan. Y cualquiera lleva una piedra en el bolsillo. Lleve el hígado. Si desea, a la vista de todos. Confianza y Serenidad –

Y cuando se pudra? –

Más hígado – repuso el indio casi sonriendo, con los ojos como diciendo "es obvio"... Y cuando me acostumbre al hígado? –

El indio me miró socarrón. Puede venir a preguntarme. O invente. Una laucha viva, una lombriz – ahora sí sonrió con escasez de dientes.

Yo también reí. La lección del indio era sencilla y conmovedora. No basta saber lo que necesitamos en la vida: hay que recordarlo constantemente.

El regreso del odio vivo


Recuerdo la antigua película clase B "El regreso de los muertos vivos". Cadáveres podridos salen de sus tumbas, movidos por una fuerza desconocida, en dirección a los vivos, a quienes buscan para alimentarse de ellos (la tradición dice que de su cerebro). Días antes estuve leyendo fragmentos de un libro simple e interesante, "Los sentimientos enterrados vivos nunca mueren", de Karol Truman. Y en tercer lugar, tuve un sueño: una persona con la que tuve conflictos, pero que concientemente había perdonado y hecho las paces, se mostraba agresiva conmigo, delante de terceras personas. Mi reacción (siempre en el sueño) fue comenzar a gritar e insultarla, amenazarla. Por allí cerca había un hacha y la blandí contra ella. La persona se encerró en un cuarto y del otro lado sentí que gemía y lloraba. Intenté derribar la puerta, siempre insultando enardecido. Después sobrevino una persecución por la casa al mejor estilo de Jack Nicholson en "El Resplandor". Con mis golpes de hacha iba derribando partes de la casa hasta dejarla en ruinas. Al fin alcancé a mi presa y la molí a golpes con el cabo del hacha. Desperté.

El sueño me mostró que mi perdón, benevolencia y polidez eran más que superficiales. QUe dentro de mí, profunda y calladamente, existía una rabia feroz contra aquella persona. Rabia negada, subterránea, y lo peor: no sentida. Sin canal de expresión, este sentimiento bien podría "comer mi cerebro", provocando quién sabe qué clase de perturbaciones en mis pensamientos, sentimientos y acciones. Por lo pronto, una gran distorsión entre lo pensado y sentido "concientemente" y lo que me mostró el sueño (que creo ser la realidad última).

Esto me lleva a pensar el poco control y monitoreo que tenemos de ese substrato mental que suele llamarse "inconciente", "subconciente", etc... un substrato que tiene su propia realidad, que vive en ella y trabaja en ella, y nos afecta, pero que está desconectada de lo que conocemos como "yo", nuestra persona. Inclusive está desconectado de nuestros deseos concientes. Pues era mi deseo conciente no tener pendencias con esa persona ni con nadie, pero esa mente profunda y elemental manda al traste con esa presunta voluntad. Entonces, ¿cuál es mi "deseo"? ¿Reconciliarme con esa persona, o descargar en ella todo mi odio y resentimiento acumulado? Por ahora respondo que ambos. ¿Y cuál tiene más poder? ¿Se bloquean como dos personas encadenadas que siguen rumbos opuestos?

Por ahora, mi búsqueda y mis interrogantes giran en torno de cómo modular ese mundo secreto y oscuro con nuestro mundo de luz, que es la conciencia, para conseguir más unidad interna y evitar tantas contradicciones, que son sin duda un obstáculo para la evolución en cualquier dirección que tomemos. Entonces celebro tener una forma de descubrir esa realidad oculta, ni que sea en sueños, y no simplemente mascararla con enunciados superficiales, mientras en el fondo sigue trabajando para un día emerger y "comerme el cerebro".

El demonio de la vergüenza


Habita en una caverna de las profundidades. Sin embargo es veloz, y emerge con presteza cuando es llamado. Su color es rojo como los pimientos, y el contacto con su piel arde y daña. Nadie describe particularmente sus rasgos o miembros, y si porta un arma o un cayado, y si está desnudo o vestido.

Es de sangre muy caliente y cuando se aproxima quema todo a su alrededor. Provoca una incomodidad tal que quien se ve afectado por este demonio sólo piensa en la huida, en desaparecer, en no existir. El abrazo de este demonio es candente y su aliento flamígero.
Tanto es el padecimiento que el afectado a veces prefiere la muerte que el abrazo de este demonio.

Cuando ha manifestado su poder a un mortal, este, por miedo, hará lo posible por evitarlo. En general, no hará. Dejará de hacer cosas. El demonio de la verguenza es el que lleva a no hacer. Con el tiempo la víctima mortal desarrolla una alta resistencia a las cosas que pueden invocar a este demonio, y a las cosas parecidas y no tan parecidas, y a las vagamente similares.

El pobre mortal llega a imaginar que este demonio puede llegar a presentarse cuando está haciendo algo, y entonces a imaginar el abrazo de este demonio. Por lo tanto a veces ni es necesario que se presente, obra en la fantasía de su víctima.

Muchas veces la víctima hace las cosas a escondidas e imaginando el abrazo de este demonio, lo que lleva a aumentar aún más su padecimiento. Se torna más huidizo, cobarde e insatisfecho.
La maldición de este demonio es quitar todo el placer de su víctima, y que se sienta indigno, hasta de habitar en este mundo.

Es un demonio tan hábil que se reproduce en los corazones gracias a los propios padres de las víctimas. Éstos inyectan en ellas sus bacilos.

Se han intentado varios conjuros, hechizos y vacunas contra este demonio. El brujo-chamán chileno A. Jodorowsky tiene algunas buenas recetas. Yo tengo la mía.

Mi abrazo fraterno a todos aquellos que se han topado con este demonio y han caido o han vencido.

Para ser un Mejor Guitarrista


Casi siempre doy clases. Me gusta. En un tiempo me gané la vida con ellas. Aunque pienso que es injusto que un músico tenga que vivir de dar clases y no de tocar (pasa en la Argentina). Bueno, entre mis papeles encontré esta lista con pretensiones de "Master Class" jeje. Son ideas enraizadas en mí, que intento inculcar. Algunas técnicas, otras filosóficas... encontré la primer hoja. Cuando haya más las posteo.

No copies ni imites a nadie. Está bien que admires a los genios, pero no trates de ser como ellos, pues ellos ya existen y vos serás sólo una copia más. Y cuanto más te acerques a lo que el otro es, más te alejas de los que vos sos.

Lo más importante de la guitarra es el sonido. Y créeme, el sonido lo obtenés con tu pulsación. En un 90 por ciento.

No vale la pena tocar con instrumentos caros. Vale tocar con instrumentos cómodos y sonoros. Si son lindos, mejor.

Quien toca es la mano derecha. No lo olvides.

No hay que pensar en escalas para improvisar.

El objetivo de la improvisación debe ser primordialmente melódico.

Hay que ser veloz para tocar lento.

El buen sonido distingue al buen guitarrista.

El buen guitarrista produce un buen acorde plaqué. Por eso la púa siempre será un aditamento que inferioriza la interpretación.

Cuida tus uñas.

La mano derecha toca, la mano izquierda ayuda. Conecta tus dedos con el hombro a través del brazo. Así fluye la digitación.

Lo maravilloso de la guitarra es que el sonido es construido por el propio intérprete. Nada media entre la cuerda y nosotros. Es la ventaja de algunos, y la ruina de muchos, pero simplemente por que no se dan cuenta de ello.

Hay un Zen de la guitarra, y es cuando se percibe el trozo de cuerda entre los dedos de ambas manos, como cerrando un círculo. Cada nota cierra un círculo entre el tronco, los brazos, los dedos y la cuerda. La percepción de ello junto al sonido producido debe ser nuestro Norte.

Nosotros debemos ser nuestro primer público y oyente. Si alguien te dirige musicalmente, sólo acepta órdenes claras y precisas. Volúmenes, dinámicas, ataque, que sean todas expresiones musicalmente entendibles. El director está en ese lugar para ello, y por que sabe hacerlo.

No toques gratis. La música en vivo es valiosa y debe pagarse bien.

Compartí tu conocimiento con los demás. Enseñá lo que sepas hacer bien. Y si alguien te pide instrucción sistemática, no dudes en cobrar por ello.

La guitarra es un instrumento de varias voces. Al escucharla debemos distinguir las líneas melódicas fluyendo independientemente.

La armonías complejas generalmente son un jugueteo demasiado intelectual.

Para entender espiritualmente la música, debe entrarte primero por lo más llano: el placer de la melodía, el ritmo que se contagia, el baile... cualquier cosa, pero que sea sinceramente sentida.

Lamentablemente en nuestro instrumento encontraremos más músicos malos que buenos. Igual disfrutemos de lo que hacen bien, y aprendamos lo que NO HAY que hacer.

La perfección en la interpretación guitarrística tiene en John Williams su mayor exponente. Viéndolo y escuchándolo se puede aprender mucho.

Por primera vez


Jazz y pensamientos. Una tendencia de la mente. Como los dos hemisferios. El derecho Jazz, el izquierdo Pensamientos. Apolo y Dionisos. Figurar en el mundo con un trazo fuerte del lápiz mental que va abriendo surcos entre la imaginación y la realidad.

Escrito por y para mi. Secretamente esperando por otros, aunque no con avidez. Con complacencia.

Escrito por mi y para mi, para tocar todos los temas que me interesan. Unos con profundidad y sapiencia, otros de oido, otros con chambonadas.

Empiezo con dos declaraciones de principios (me encantan las declaraciones de principios): La realidad es la belleza. La vida es vida con amigos.

Un abrazo a mi y a quien eventualmente lo lea. Santé.

Jazz Master