miércoles, 11 de febrero de 2009

Un camino hacia la realidad



Durante su vida, G.I. Gurdjieff relató a su discípulo Ouspensky un esbozo de sistema psicológico y cosmológico que llamó “Cuarto Camino” que fue publicado por el mismo Ouspensky en un libro famoso (“Fragmentos de una enseñanza desconocida”). Hoy en día la mayor parte de ese sistema se me aparece fantasioso e impráctico. Inclusive una parte de él, el “eneagrama” ha degenerado en un juguete New Age apto para vender libros pero completamente inútil para el verdadero estudio de uno mismo.

Sin embargo hay un núcleo simple de ideas poderosas que he aprovechado, y que se reproducen con diferente forma en otros sistemas esotéricos, en religiones y en enseñanzas que intentan acercar al hombre a un estadio superior de si mismo. Son 1) la noción de escala, o jerarquía, 2) la idea de evolución, que entraña la “creación de un alma” a partir de un trabajo sobre sí, 3) la división de la “máquina humana” en centros intelectual, emocional y motor/instintivo, con sus correspondientes subdivisiones (yo prefiero encarar esos “centros” como aspectos o áreas, no como sistemas o arreglos funcionales) y la posibilidad de encender los “centros superiores” (que serían el alma, un grado de evolución superior, o conciencia), 4) la clasificación de los alimentos en tres: comida, aire e impresiones, 5) el concepto de obyvatel, o buen amo de casa, punto de partida para el trabajo sobre sí , 6) los “mundos” interpenetrados – mundo 96, 48, 24, etc.—que yo interpreto como “niveles de realidad” (punto ligado directamente al 1, pero que separo por su importancia práctica), 6) que las emociones negativas deben ser evitadas, y 7) que el trabajo es práctico, eminentemente práctico.

Otros conceptos importantes, pero no esenciales para un trabajo sobre sí, por imprecisos y poco manejables, serían el de los cuatro estados (sueño, vigilia, recuerdo de sí y conciencia objetiva), esencia y personalidad, arte objetivo, mecanicidad, necesidad de una escuela con tres líneas de trabajo. Son coherentes con el núcleo anterior, pero los dejo de lado por poco útiles para el trabajo práctico, que es lo que me interesa.

Y hay otros conceptos verdaderamente nocivos sobre los que Ouspensky machacó, como por ejemplo la imaginación. Para ellos era un veneno, pero yo no entiendo de forma alguna que así sea y no veo el objeto de combatirla, en realidad no veo objeto alguno en combatir cualquier manifestación mental natural.

El trabajo sobre sí, a mi entender, es un camino en línea lo más directa posible hacia la realidad. Esto es, a medida que se avanza se experimenta un grado cada vez mayor de realidad. Eso es tornarse conciente. La conciencia es un continuo que apunta hacia la realidad, y el trabajo es llevarla hacia esa región. La realidad también es un continuo en el que nos vamos deslizando. No vivimos en la ilusión y de repente “despertamos” sino que estamos en la realidad, con más o menos conciencia de ella, de acuerdo a lo que me atrevería a bautizar “potencia” de la conciencia. Como en nuestro mundo nunca falta nada, no percibimos “agujeros”, sino que vemos la mezcla de “mundos” de diferente realidad, en una visión plana, como falta de perspectiva, introduciendo una nueva ilusión que es la “realidad” unívoca de esa imagen del mundo.

Trabajar sobre sí es introducir en nuestra visión esa perspectiva. Distingir, inteligir. Se trata de, mediante los alimentos adecuados, ubicados correctamente en la escala, nutrir las áreas intelectual, emocional y motor/instintiva para su óptimo aprovechamiento. Esto es ni más ni menos que inteligencia: inter-ligere, leer entre, elegir entre, entresacar.

Parece simple, pero por supuesto no es un paseo en el parque. El trabajo, al ser práctico exige una dedicación total. La buena noticia es que no es desagradable. Introducirse en la realidad es, digamos, placentero. Prefiero alejar totalmente la noción de sufrimiento, o de sacrificio previo para una recompensa ulterior. Hasta evitaría la palabra “trabajo”, y prometo hacerlo en un futuro próximo, cuando encuentre alguna mejor. Quien sabe “práctica de vida” o “realización”. Veremos.

¿Qué es más o menos inteligente? ¿Qué está en la base de las áreas intelectual, emocional y motriz, y qué en el pináculo? Tarea para nosotros. Por lo pronto, y por elección tomada como válida, las emociones negativas son irreales, poco inteligentes, del mundo inferior. Las nuestras y la de los otros. Entonces es buena política para nuestra práctica de vida no alimentarnos de ellas, no experimentarlas, no fomentarlas. Bueno, no es tan simple ni tan práctico inicialmente (por lo dificultoso). Pero es un aspecto emocional altamente distinguible. En la comida instintiva también hay distinciones apreciables. Comidas procesadas versus naturales, comidas libres de tóxicos versus conservadas o fumigadas, comidas hechas en buenas condiciones higiénicas versus comidas en condiciones dudosas, comidas intrínsecamente nutritivas versus comidas no-nutritivas, comidas sabrosas versus insulsas, y así vamos. Un menú delicioso y bien presentado, en un restaurant elegante, oyendo una música en vivo acorde, en buena compañía y con buena conversación, no dudemos que es un excelente y muy fino alimento para todas las áreas. Nos acercamos a la realidad con ello, no lo dude. No hace falta una cama de clavos.

Hay mucho para decir aún. ¡Pero este primer esbozo me ha dejado satisfecho!