martes, 21 de abril de 2009

Una palabra vale más que mil imágenes


Dicen que fue un chino el primero en enunciar esto (a la inversa, claro). Y como los chinos antiguos son reputados sabios, esta suprema necedad pasa por gran sabiduría. No dudo que es útil para fotógrafos, cineastas mudos y editores de libros de imágenes, pero no más allá. Siempre en términos de comunicación, la imagen es buena pues no tiene fronteras, y enseñando con el dedo una foto en un menú podemos salvarnos de la inanición en Bulgaria, por ejemplo. Pero las palabras... las palabras abstraen, categorizan, denotan, además de nombrar. Las palabras ordenan. Sin ellas, seríamos los simpáticos primates de la alta Edad de Piedra. Eso sí, con muchas imágenes, capacidad que compartimos con los animales.

A veces vemos descender varios escalones la abstracción de las palabras cuando alguien trata de darles carnadura: ternura, bondad, melancolía, compacto, silencioso... el bebé gordito o la parejita besándose o la adolescente seria en penumbras no evocan siquiera ínfimamente lo que la palabra denota... más bien es como una caricatura, un grotesco. Soy de los que creen que el libro es siempre superior al film. Este es una simplificación, una explicación asimilable para gente corriente, una reducción casi nunca lícita, un “made-easy-for-dummies”. Comparen.

La palabra es humana y humanizante. La imagen es animal. A los que opinan que una imagen vale mil palabras, los reto a que abandonen la palabra por un mes y traten de comunicarse exclusivamente por imágenes. ¿No valían más? Pero no con signos o gestos que evoquen palabras: con imágenes puras. Los gestos son palabras mudas. Con imágenes: “un kilo de papas”, o “lléneme el tanque con gasoil” (pero no haciendo el uno con el dedo o señalando al tanque y al surtidor. Dijimos que gestos no). Están fregados.

Además la imagen miente. Como el ser humano normalmente escotomiza, o sea recorta el campo visual hacia cierta forma o sector que le interesa, la imagen es engañosa. La imagen es un registro que nos fascina. Hoy en día casi todo es un dibujo. Las imágenes son manipulables, son creables. En Buenos Aires hay grandes carteles de una señora cuarentona que vende ropa interior, y por supuesto se muestra allí vestida con ella. Su cuerpo perfecto está modelado a Photoshop. Pero lo que interesa es esa persona en particular, su fama, su capacidad de vender. Sus estrías son secundarias, y por eso son suprimidas. En este sentido la imagen se subsume a una estructura que la sustenta y que tiene que ver con la jerarquía de esa persona en el escalafón de la popularidad. La imagen ahí no vale nada, o muy poco. Basta con que se parezca a esa persona lo suficiente (a veces no lo consiguen). Lo que galvaniza a esa imagen es el código social que la torna relevante. En suma, la gramática, las palabras.

Este texto tiene unas quinientas palabras. Igual pongo una imagen para acompañarlo. Es que queda más lindo.

4 comentarios:

  1. talvez no interese lo que diga, pero cuando nos enfrentamos a una imagen, tambien nos enfrentamos a interpretar a la misma bajo nuestras subjetividades. por ahi, quisas, todo sirva si se complementa, no si se parcializa.
    palabras, imagenes y sonidos en armonia creo, nos permiten las mejores experiencias sensoriales...
    si quiero trasmitir algo mediante un solo medio, en el caso de lo que vos decis, una imagen, estamos trasmitiendo lo que el otro tiene en si ya. digo, lo que es significativo para mi, no lo es para el otro, es ahi que , entiendo que si quiero trasmitir un algo, debo mostrarlo desde distintos enfoques. aun asi, estamos limitados...
    en medio de un mundo de subjetividades...

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  2. Totalmente cierto. También creo como dices que la combinación de sentidos en la aprehensión de una cosa es mucho mas efectiva (de ahi la importancia de lo audiovisual).

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  3. es que acaso estas palabras no son imágenes ?? no las estás viendo ??

    muy buen post

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  4. Se traducen a traves de imágenes. Pero no olvides que pueden ser oídas, o palpadas (en Braille). Las palabras son el código independiente del medio que las transmite.

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